Ubicado en el barrio de Saavedra, este edificio se desarrolla en una manzana triangular, integrándose con el perfil urbano y aprovechando la baja densidad del entorno. Su diseño distintivo permite que el volumen principal se eleve en la esquina, generando una relación permeable a nivel peatonal y destacando su presencia en el ingreso a la ciudad. La arquitectura plantea terrazas que funcionan como accesos y expansiones privadas para cada departamento, asegurando el contacto con el exterior en todos los pisos. Un plano de carpintería separa de manera sutil los interiores de los espacios abiertos, permitiendo integrar los ambientes interiores y exteriores. La estructura del edificio utiliza una envolvente de hormigón y vidrio, acompañada por carpinterías doradas que refrescan la fachada e intensifican el juego de luces y sombras. El complejo se compone de varios niveles con palieres dispuestos como patios privados y recorridos de acceso elevados. El edificio cuenta con ascensor y presenta un desarrollo arquitectónico que prioriza la integración con el entorno mediante terrazas y expansiones.