Este apartamento es un diamante aún envuelto en su “kimberlita”, esperando ser descubierto y pulido. Con 281 m² en pleno bulevar de la carrera 51, en el tradicional barrio Alto Prado, conserva la esencia de esos espacios generosos que ya no se encuentran en las construcciones modernas. Hoy se presenta casi en obra gris: paredes derribadas, sin baños ni cocina, y un piso inconcluso. Pero justamente allí radica su mayor valor: la libertad de diseñarlo a tu medida, sin heredar acabados ajenos. Su amplitud permite imaginar un layout con recibo, dos salas, estudio con baño social, comedor independiente, cocina con puertas corredizas, zona de labores, alcoba y baño de servicio, estar de alcobas… según lo proyectes, pueden materializarse hasta 4 habitaciones y un estudio privado, siempre con la luz natural como protagonista. Además, cuenta con parqueadero en servidumbre. El edificio, con 44 años de historia, se levanta en 14 pisos con solo dos apartamentos por nivel, dos ascensores con llegada entre pisos y un salon social, conservando un carácter sobrio y funcional.